El acto culminó con la intervención del secretario de estado de energía, José Domínguez Abascal, que anunció que el Gobierno tiene la voluntad de sacar lo antes posible la norma que de estabilidad al sector.
Anpier, la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica, ha celebrado esta mañana el acto final de la IV edición del Camino del Sol en el Hotel Beatriz Toledo Auditórium, con más de 1.000 productores de energía fotovoltaica de toda España.
El acto ha comenzado con la emisión en directo del programa “Por fin no es lunes” de Onda Cero dirigido por Jaime Cantizano, en el que participaron, entre otros, su equipo de colaboradores (Jaime Novo, José Luis Llorente y Fernando Eiras) así como América Valenzuela, divulgadora científica; Juan Antonio Cabrero, vicepresidente de Anpier; Juan Castro-Gil Amigo, experto en regulación energética y secretario de Anpier y el Presidente de la Asociación, Miguel Ángel Martínez-Aroca.
Tras el programa de radio, continuó la jornada con una mesa redonda bajo el título: “La sociedad frente a una debacle climática” en la que participaron: Manuel Guirao Ibáñez, Director General de Transición Energética; Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica; Fernando Ferrando, Presidente de la Fundación Renovables; Santiago Carcar, experto en información económica; Cristina Linares, Científica Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III; Francisco Pérez, Delegado de Anpier en Castilla-La Mancha y Miguel Ángel Martínez-Aroca, Presidente de Anpier.
La clausura corrió a cargo de José Domínguez Abascal, Secretario de Estado de Energía, quien anunció que el Gobierno tiene la voluntad de sacar lo antes posible la norma que de estabilidad al sector y que se actuará con sensibilidad y con compromiso”.
Miguel Ángel Martínez-Aroca, Presidente de Anpier, afirmó: “Hemos legado la llave de la tecnología que permite armonizar bienestar y progreso con respeto al medioambiente. Hemos evitado llevar a nuestro planeta a los peores escenarios de cambio climático. Aquí estamos los padres de la contribución española a la maduración fotovoltaica y podemos estar muy orgullosos de ello. Ha sido un reto apasionante y sí, hay esperanza. El esfuerzo, la honestidad, la verdad, la justicia, la ética y el tesón de todos nosotros jamás será derrotado porque somos miles y miles de familias que no estamos dispuestos a que nos pisoteen. Nuestros derechos serán restituidos y nuestra labor será reconocida, no tengáis duda”.
Con este acto final en Toledo, Anpier ha trasladado a la ciudadanía, a los políticos, a las administraciones y a los medios de comunicación las urgencias que en materia energética se han de afrontar en España y en las que deben implicarse todos y cada uno de ellos.
60.000 familias españolas reclaman que se atienda y se compense el daño causado por el Estado, que les pidió que invirtieran sus ahorros en el desarrollo y la generación de energía solar fotovoltaica y, con dicho afán, estableció un marco normativo sencillo, previsible y seguro. Pero, tan sólo dos años después, y una vez conectadas las instalaciones, se inició un carrusel de cambios retroactivos -hasta nueve- que ha llevado a este sector a soportar recortes de hasta el 50% de las retribuciones que motivaron todo este gran esfuerzo inversor ciudadano.
Concluye así, la IV edición del Camino del Sol, en la que Anpier ha recorrido toda la geografía española en 22 actos, con salas repletas de productores fotovoltaicos, en las que la asociación ha podido compartir experiencias con los más de 5.000 productores asistentes a las mismas.
En todas ellas se constató que los fotovoltaicos son un colectivo unido y beligerante que por mucho tiempo que transcurra no está dispuesto a renunciar a sus derechos. Este colectivo exige, no solo una restitución económica, sino también moral, dado que las primeras instalaciones renovables, sin las cuales hubiera sido imposible tener ahora la oportunidad de implantar el nuevo modelo energético, que nos permitirá mantener nuestro progreso y nuestro bienestar. Sin el impulso que los Estados dieron a las renovables, ahora solo habría una opción para evitar los escenarios más devastadores del cambio climático: paralizar el crecimiento e iniciar sendas regresivas que nos devolverían a situaciones preindustriales.